Seis.
APUNTA.
ABAJO: A RAS DE SUELO.
HA ACABADO EL SEGUNDO ACTO. DURANTE EL
INTERMEDIO, VIDAL DORMITA SOBRE UN RINCÓN DEL
SOFÁ, ABRAZADO AL LIBRETO. LLEGA POZO. HA ENTRADO
POR LA PUERTA OCULTA Y LE HA DADO TIEMPO A
GUARDAR EL MALETIN, PERO TODAVÍA LLEVA PUESTOS EL
ABRIGO, LA GORRA Y LOS GUANTES . SACA EL LIBRETO
CON MUCHO CUIDADO DE LAS MANOS DORMIDAS DEL
ANCIANO Y VA HACIA SU PUESTO DE CONSUETA. BUSCA LA
PÁGINA EN LA QUE SE HAN QUEDADO.
VIDAL SE
DESPIERTA.
VIDAL: Podías haber ido directamente a la pensión... POZO CUELGA EN EL PERCHERO LA ROPA DE ABRIGO.
Estarás cansado. No ha hecho falta ni soplar.
POZO: ¿Y la nueva?
VIDAL: Es horrible, pero se sabe ya el texto.
PAUSA.
¿Qué tal el trabajo?
POZO: Bien.
VIDAL: Me dijo el jefe que te había contratado.
POZO: Sí.
VIDAL: Dinero extra...¿no?
POZO: Dinero... extra...
VIDAL: Todavía no han avisado de arriba, tenemos un par de minutos.
Pero deja el libro, coño, y mírame a los ojos. Algún día tendrás
que empezar a mirar cara a cara.
POZO: Es que... me cuesta.
POZO, EN EFECTO, INTENTA EN VANO MIRAR A LOS OJOS
DE VIDAL.
VIDAL: Ni que fuera aquel jabalí...
POZO: Te... lo contó
VIDAL: Y no es motivo para que te avergüences. Le pregunté si sabía
por qué siempre andabas con la mirada gacha, así. Y eso no está
bien, Pozo, no está bien, sabes que te tengo mucho aprecio. Así
miran los cobardes o los que tienen algo que esconder. Tú no
eres de esos. Y me lo contó. Me contó que si no llega a estar a tu
lado, aquel animal hubiera acabado contigo. Fuiste incapaz de
dispararle: y eso que te venía de frente. Wizner no paraba de
gritarte: ¡dispara, dispara! Y tú, ni caso.
POZO: Aquel animal... me... miraba a los ojos. Me... dolía.
VIDAL: Qué te dolía.
POZO: La... muerte. La llevaba escrita ahí.
EN SUS OJOS. EN LOS DEL JABALÍ. POZO HA LEVANTADO
LA CABEZA PARA MOSTRÁRSELOS, PERO VUELVE A
BAJARLA ENSEGUIDA.
VIDAL: Pues si no llega a disparar tu tío, no estarías ahora, aquí,
contándomelo.
POZO: Sí.
VIDAL: Algunos no llevamos la muerte en los ojos, hijo.
POZO: Ya... lo sé.
POZO SE MUESTRA INQUIETO.
VIDAL: Está bien, está bien. Tranquilo, por mí puedes mirar donde
quieras.
De todas formas es normal lo que haces. Yo también lo hice.
POZO: SORPRENDIDO. ¿Sí?
VIDAL: Pues claro. No querrás sobrevivir con la mierda que te pagan aquí
por hacer esto. Cómo si no le hubiera dado de comer a mi familia
estos años. Cada uno se busca las habichuelas donde puede o le
dejan.
POZO: Donde... puede.
VIDAL: Lo mío siempre fueron las chapuzas, aquí y allá. Casi siempre en
el teatro: que si echando una mano en los decorados, que si
ayudando al utillero o en la taquilla o donde fuera. Y al final
terminas aprendiendo un poco de todos los oficios, ya sabes, el teatro es así y terminas convirtiéndote en chico para todo. Que no
te pase eso, Pozo, que no te tomen el pelo. Tú, si quiere, que te
dé faena, pero apoquinando. Si no, te pasarás haciendo el primo
la mayoría de las veces. Somos artistas. Recuerda la primera
lección.
POZO: Sí. En... la puerta de ...
VIDAL: Eso es, hasta allí te llevé. Estabas como un flan y bajo el umbral
de aquella puerta te dije “lee”.
POZO: “Artistas”.
VIDAL: Y te dije ...
COMO SI SE TRATARE DEL JUEGO DEL RECUERDO. A
POZO LE GUSTA.
POZO: ...Entra.
VIDAL: Todos los que pasamos por aquí somos iguales: “artistas”, ya sea
el acomodador o el director o la primera dama o el característico,
¿entendido?
POZO: ¿Todos?
VIDAL: Incluso nosotros...
POZO: Los... apuntes.
VIDAL: En ese momento pasa por allí el Mofeta y entonces...
POZO: ¿También el... señor Máñez..., también él?
VIDAL: La excepción confirma la regla, hijo. Creo que no entendiste
aquello.
POZO: Ahora... ya sí.
VIDAL: Pues eso. Eres un artista. Y que no te tome el pelo.
POZO: A mí... me paga bien.
VIDAL: ¿El mofeta te paga bien?
POZO: Sí.
VIDAL: Qué cosa tan rara. ¿Por hacer chapuzas?
POZO: Vamos... de caza...
VIDAL: ¿Por la noche?
POZO: Depende... también de día... o por la tarde.
VIDAL: El caso es matar el gusanillo.
POZO: Sí.
VIDAL: Toma.
LE VA A DAR UN DINERO.
Me han dado esto por la cadena. Comprenderás que no la iba a
tirar a la basura...
POZO: No lo quiero, quédatelo.
VIDAL: A mí el dinero no me sobra, ni te imaginas lo que me llega como
pensión del sindicato... de artistas... hay que joderse... Si sabrán
éstos lo que es un sindicato y lo que es un artista. Así que no me
lo digas dos veces.
POZO: Quédatelo, quédatelo... SONRÍE. Lo he dicho... dos veces.
EL VIEJO SONRIE TAMBIÉN Y SE GUARDA EL DINERO.
PAUSA. EL TERCER ACTO VA A EMPEZAR. POZO SE
PREPARA. VIDAL RECUERDA ALGO IMPORTANTE.
VIDAL: Maldita memoria. Ha estado aquí Teresa. Debe de ser la única
que se ha enterado del cambio. Necesitaba hablar contigo ya,
andaba muy nerviosa con sus líos, le he dicho que igual venías
para el último acto y me ha dicho que si llegabas antes de que
empezara, que te acercaras a la concha en el oscuro.
POZO SUBE UN PELDAÑO. TODAVÍA NO HA ENTRADO LA
LUZ SOBRE EL ESCENARIO. EN LA PENUMBRA VEMOS A
TERESA, ESTÁ AGACHADA FRENTE A LA CONCHA Y
SUSURRA SU LLAMADA.
TERESA: ¡Vidal...! ¿Ha llegado Pozo?
POZO: Aquí... estoy, Teresa. ¿Qué... haces ahí ? ¡Vamos a... empezar
ya!
TERESA: Le he dicho al eléctrico que me dé un minuto y el traspunte ya
está avisado. No tengo tiempo que perder, Pozo, escucha, es muy
importante. Esta noche, nada más terminar la función. En la
puerta de artistas.
VIDAL: Vaya.
TERESA: ¿Qué?
VIDAL: Nada, Teresita, cosas nuestras.
TERESA: Tiene barba y vendrá con una pequeña bolsa de viaje. Aquí tienes
esta foto aunque está algo borrosa. Fíjate en la gabardina: traerá
la misma.
LE ACERCA LA FOTO. POZO ESTIRA EL BRAZO Y LA COGE.
Escóndelo bien. Dentro de unos días os haré una visita. Lleva
mucho cuidado, por Dios, Pozo. Le vigilan por todas partes.
TERESA SE HA MARCHADO A GATAS Y SE ACURRUCA BAJO
UNA CAMA, DESDE ALLI LEVANTA LA VOZ LO SUFICIENTE
PARA QUE POZO LA OIGA.
¡Pozo!
POZO: ¡Qué!
EMPIEZA A SONAR LA GRAMOLA SOBRE EL ESCENARIO.
TERESA: Te quiero un montón.
LA MUSICA SUBE DE VOLUMEN Y ENTRA LA LUZ. EL
ANGULO DE VISION QUE NOS PERMITE EL ESCENARIO
HACE POSIBLE QUE SIGAMOS VIENDO EL CUERPO DE
TERESA, CONVERTIDA YA EN PAULA, UNA VEZ QUE
DIONISIO LA INTENTA ESCONDER BAJO SU CAMA DEL
ACECHO DEL ABSORBENTE BUBY. TERESA ENVÍA UN BESO
CON LA MANO.
DON SACRAMENTO GRITA ENTRE BASTIDORES:
VOZ DE D. SACRAMENTO: ¡Dionisio!¡Dionisio!¡Abra, soy yo! ¡Soy don
Sacramento! ¡Soy don Sacramento! ¡Soy don Sacramento!
VOZ DE DIONISIO: Sí, ya voy...
TERESA SONRÍE DESDE SU ESCONDITE MIENTRAS SE
DESARROLLA EL LARGO DIÁLOGO ENTRE EL FUTURO
SUEGRO DE DIONISIO Y ÉSTE. POZO SIGUE EL TEXTO.
LE CUESTA APARTAR LA VISTA DE LA CHICA.
VIDAL SE LE ACERCA.
VIDAL: ¿Te ha dicho Máñez lo de la gira?
POZO: Qué gira.
VIDAL: La gira. Os vais de gira.
POZO: Dónde.
VIDAL: No sé, por el norte, creo. Tu primera gira, la mejor.
POZO: Cuándo.
VIDAL: Pasado este fin de semana. Qué envidia.
POZO: Por qué.
VIDAL: Porque para un apuntador no hay nada mejor. Es en ese
momento cuando de verdad somos imprescindibles. Vais con
repertorio: por la tarde se hace una función y por la noche, si se
tercia, otra. Y así un día y otro. Y ahí es cuando la memoria de
éstos empieza a fallar, entonces entramos nosotros. Saben que
sin nosotros están perdidos. Ya notarás la diferencia.
POZO: Cómo.
VIDAL: Te miran de otra forma. Pasamos de ser la última mierda a algo
muy valioso. Ya lo creo. Y luego siempre cae alguna dieta. Y las
pensiones.
POZO: Las... pensiones.
VIDAL: Las noches, después del bolo. No siempre, porque a veces iréis
de un sitio para otro o pasaréis la noche en la estación y no
tendréis tiempo ni para hacer una paradita, pero cuando se para,
se para bien. Y por muy asquerosa que sea la pensión siempre
hay tiempo para...
Para...
POZO: Ya... manteca. En... sentido figurado.
VIDAL: Eso, manteca. Te vas a hartar. Fíjate en las bragas. Quiero decir:
en las que no las llevan. Y acuérdate de lo que te conté.
POZO: Yo... no...
VIDAL: Quién sabe..., Pozo, quien sabe.
POZO MIRA A TERESA Y LUEGO SE FIJA POR PRIMERA VEZ
EN LA FOTO QUE LE ACABA DE ENTREGAR.
LA OBSERVA Y LE HACE RECORDAR ALGO.
SOBRE EL CICLORAMA, ATRAPADO DENTRO DEL CÍRCULO
DEL VISOR, SE VEN LOS BAJOS DE UNA GABARDINA.
TERESA MIRA A POZO Y DE VEZ EN CUANDO LE GASTA
BROMAS CON DIVERTIDAS MUECAS A RAS DE SUELO.
SE VA HACIENDO OSCURO EN EL ESPACIO OCUPADO POR
LOS DOS APUNTADORES. VEMOS ENTONCES ÚNICAMENTE LA CARA DE TERESA,
QUE SE VA CONTAGIANDO DE EXTRAÑEZAS Y DUDAS.
SIN SABER POR QUÉ, LE INVADE UNA REPENTINA
TRISTEZA. LA IMAGEN DEL VISOR DESAPARECE.
Y EL DIÁLOGO CONTINÚA MIENTRAS TERMINA DE
HACERSE OSCURO.